Laboratorio Ambulante de Nuevos Imaginarios
La Barraca Transfronteriza es una asociación cultural formada por un grupo autogestionado de artistas visuales, investigadores y/o activistas con el objetivo de crear canales de comunicación a través de la frontera mediante prácticas audiovisuales colaborativas. Surge a partir de una serie de estancias del colectivo en el norte de Marruecos.
Nuestra barraca graba, edita, proyecta con gente en muchas ciudades de Marruecos y España. Como un imaginario cine-tren llevamos en un coche, o bien en la mochila, equipo técnico para desarrollar estas actividades de manera independiente, ¡tenemos hasta un generador!. Por Marruecos hemos conocido principalmente a Aventureros de otros países de África en tránsito hacia Europa: artistas musicales, guionistas y sobre todo personas con narraciones e imaginarios que desmontan fronteras. La imagen, y más aún, la creación de imágenes, se ha convertido en un aspecto cotidiano de la comunicación, y en un lenguaje común. Entre rodajes y proyecciones llegan personas con relatos documentales, ficticios, musicales; y trabajamos juntos estas ideas, con los medios que tengamos, todo el tiempo que se pueda.
La Barraca, también nómada, se construye en el camino.
Misión
La Barraca es una herramienta audiovisual, funcionamos como un canal de comunicación independiente y como un catalizador de experiencias. Queremos resistirnos a un único relato dominante y crear relatos heterogéneos que se cuelen por los huecos de la valla, que se enreden desde ambos lados y desestabilicen sus estructuras. Creemos en crear para crecer, para resistir a un único imaginario uniformado.
Visión
Manifiesto pasivista: declaración de intenciones y principio de incertidumbre.
Proponemos encuentros que interrumpen el ruido de la información.
Pasivista, porque no alza la promesa de un mundo mejor ni figuras heroicas que nos salvarán.
Porque lo que hace es abrir mundos habitables, lugares comunes en los que vivir de otras maneras.
Pasivista porque no quiere quedar preso de la periodicidad ni del activismo.
Porque quiere acoger a tantas historias y vidas como quieran, allá donde surja. No es un proyecto, es un catalizador de experiencias. Cada cuando sea y todo el tiempo que se pueda.
No somos, sucedemos. El suceder sucede entre todos y con todos. Y así, pensar el mundo como sucesos, encuentros en constante transformación.
Habitamos el conjunto porque es la única forma elaborar experiencias emancipadoras y habitables por todos.
Habitamos la razón estética. Y razón estética es razón ética porque es anterior a toda moral.
Habitamos un principio de indefinición; no producimos saberes. Producir es esclavizarnos, los saberes son trayectorias coaguladas, y nosotras, ahora, estamos en el trayecto.
Hoy no hay referentes, sólo simulación, representación o simulacro. Si no tenemos un referente único de lo que llamamos realidad, eso quiere decir que tenemos mundos.
Mundos en plural. Mundos que hace falta abrir. Mundos más habitables. Que todavía están por pensar.
Será como un sueño, atropellado de vigilias. El pasivismo acepta la muerte que llega con el alba, con el sentido; pero va más allá de la nostalgia y tampoco fuerza las situaciones; más bien estas son devenires inconscientes, llenos de vida, que no responden a un cronograma ni a una planificación.
Pasivistamente uno se escapa por los pliegues, donde las fronteras son espacios del entre.
El pasivismo habita el entre porque nació de una raja, de trazados de rutas que llevansiempre al movimiento, son compañeras de viaje.
El pasivismo es un sujeto plural, no hay otros generalizados ni nombres propios.
El pasivismo es siempre movimiento. Necesitamos ser pueblos nómadas para liberarnos de las cárceles en las que nos encierra la propiedad privada.
Manifiesto pasivista